Del hábito lector a la competencia lectora
Ser usuario de la cultura escrita es el resultado de conocer los beneficios de la lectura, de entregarnos a ella de tal modo que podamos ensanchar nuestra comprensión no solo de los libros y los textos, de qué tratan y cómo están escritos sino también de nosotros mismos.
Margaret Meek
Leer es uno de los procesos cognitivos más complejos en el ser humano. Se puede definir como el encuentro de un lector y un texto en un contexto determinado; el lector siempre participa de manera activa realizando diversas estrategias con uno o más objetivos.
Muchas veces se piensa que ser un buen lector es una persona que lee mucho y rápido, incluso se celebra cuando un niño o niña logra descifrar el código escrito a muy temprana edad, sin embargo; dotar de sonido a las grafías del alfabeto para unirlas en fonemas, es sólo decodificar, este proceso es una pequeña parte del acto lector.
Las teorías en las cuales se considera la lectura como una construcción social ya tienen varias décadas de rondar el medio educativo, sin embargo, es común que en diversos ámbitos se aborde la comprensión lectora desde la formación del hábito, con énfasis en la decodificación, y no desde la competencia.
Por un lado, para hablar del desarrollo del hábito lector, debemos iniciar por preguntarnos ¿qué es un hábito? Cualquiera que sea nuestro concepto de hábito tendrá como característica la repetición, es decir, que hacer algo de manera repetida y rutinaria se traducirá en un hábito a través del tiempo. Por otro lado, pensar en la lectura como herramienta fundamental para seguir aprendiendo a lo largo de la vida implica mirar la lectura como una competencia. PISA¹ define la competencia lectora de la siguiente forma: es la comprensión, el uso y la reflexión a partir de los textos escritos con el fin de alcanzar las metas propias, desarrollar el conocimiento y el potencial personal, y participar en la sociedad.
Reducir los esfuerzos en formación de lectores al desarrollo del hábito lector, significa asegurar la lectura en la escuela de manera constante y rutinaria, dejando de lado la reflexión, análisis, valoración y los múltiples usos que se le pueden dar a los distintos textos. Si bien un buen lector se suele enfrentar de manera constante a textos, la ecuación inversa no nos dará el mismo resultado, es decir, enfrentarse de manera repetida a textos no necesariamente nos asegurará ser buenos lectores. La parte fundamental está en la reflexión, análisis, uso y apropiación de la cultura escrita, y eso va más allá del acto repetitivo. Enfrentar a nuestros alumnos de manera constante a diversos textos es solo el inicio del aseguramiento de la competencia lectora; para avanzar de manera exitosa en esa ruta, será preciso no solo leer los textos sino utilizarlos para resolver problemas de la vida cotidiana, reflexionar sobre su estructura, generar preguntas; provocar un posicionamiento frente a lo que se lee; evidenciar que el acto lector puede tener más de un objetivo y en ocasiones ese objetivo puede ser simplemente leer.
La lectura, además de ser la puerta de entrada al conocimiento, también es una ventana a nuevos mundos y una puerta para mirar el mundo propio; leer no solo desarrolla habilidades del pensamiento e incide en nuestra inteligencia, nos ayuda a comprender mejor nuestra realidad. De modo que una cápsula de lectura en ayunas, después de comer y antes de dormir, todos los días con una buena dosis de imaginación, siempre nos hará bien; pero será aún mejor si la acompañamos de reflexiones, confrontaciones, usos, exploraciones, comparaciones, interpretaciones, necesidades y metas. Es decir, transformar nuestra práctica en un vehículo que permita que nuestros alumnos participen de manera autónoma y plena en la cultura escrita.
Grisel R. Núñez
Diseñadora de Experiencias de Aprendizaje en Beereaders
Estudió Pedagogía en Lengua y Literatura (Universidad de Puerto Rico), Corrección Ortotipográfica y Edición (Universidad Europea de Madrid, España); Magíster en Educación (Universidad Católica de Temuco, Chile) y es Doctoranda en Educación, Currículum y Asesoramiento de Centros Educativos (Universidad Iberoamericana, México). En su formación académica se ha especializado en Diseño instruccional, Investigación educativa, Género, Interculturalidad, Educación antirracista y Alfabetización académica. Su carrera profesional la ha desempeñado en centros educativos de básica, secundaria y universitaria, específicamente con la formación de futuros profesores, desde la docencia y la gestión. Es autora de varios artículos académicos y ha participado en ponencias de carácter internacional. Actualmente es parte del Equipo de Contenido de Beereaders, donde colabora con el diseño de experiencias de aprendizaje vinculadas al desarrollo de la competencia lectora en niños y jóvenes.
¹Por sus siglas en inglés Programme for International Student Assessment, es decir, Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.
One reply on “Del hábito lector a la competencia lectora”
Muy interesante, estoy convencido que ir más allá del hábito por la lectura ha de enriquecer no solo a los estudiantes; sino a los mismos docentes y padres de familia. Gracias amigo de Beereaders.