La Llorona. La mujer que llora. ¿Por qué lloran las mujeres?
Por muchas razones, como pasa a todos los seres humanos sensibles.
Este mes, el Mes Internacional de la Mujer, propongo una re-evaluación de una de las leyendas más enraizadas en el imaginario colectivo latinoamericano: la Llorona.
Primero, ¿quién es? Existen varias versiones de su relato, y la que presentamos en Beereaders nos cuenta que es una mujer fantasma, un alma en pena, que deambula por la zona del río de la ciudad de México, gritando una y otra vez “Aaaaay, mis hijos!” y lamentando la terrible suerte que tuvo en vida. Ella, siendo de origen mexicano y humilde, se casó con un conquistador español —claramente un caballero de otro estrato y clase— y le dió tres hijos. Después de un tiempo, el conquistador vuelve a España, diciendo que debe preparar la casa familiar donde todos vivirán juntos, y promete volver una vez que la casa esté lista. Pasan los meses, no vuelve, y la esposa, rota de dolor, se busca la vida como ama de llaves en una casa particular, resignada a trabajar para ganarse el pan de cada día y sostener a sus hijos. La mamá soltera, una figura clásica en América Latina y en tantos otros lugares del mundo.
Un buen día el señor vuelve – pero solo para recoger a los niños y dejar abandonada a su suerte su pobre esposa, ya destrozada definitivamente por este último golpe. Se muere de pena, pero como todos los miembros del club de los corazones rotos, no logra quedarse quieta, no sabe qué hacer consigo misma, con su dolor, con su doble pérdida. Por un lado, la pérdida del marido de quien se enamoró, en quien confió, en quien depositó su intimidad. Y por otro lado, la pérdida de los hijos que le dieron sentido a la vida.
Se muere de pena, pero como todos los miembros del club de los corazones rotos, no logra quedarse quieta, no sabe qué hacer consigo misma, con su dolor, con su doble pérdida.
¿Quién entre nosotros —hombres y mujeres— no ha vivido algún tipo de abandono? ¿Quién no ha vivido el rechazo amoroso o la pérdida de un ser querido? ¿Quién no ha vivido esa insoportable necesidad de volver a mirar una foto, una carta, un recuerdo del ser que nos abandonó? La literatura está llena de reflexiones sobre esta situación: Una muerte observada, de C. S. Lewis, El año del pensamiento mágico, de Joan DIdion, Paula de Isabel Allende. Todos cuentan ese estado irreal e ansioso en que nos encontramos los que quedamos atrás, los abandonados. No sabemos qué hacer con las manos, las piernas, los pies, a veces uno no puede hacer más que correr y correr hasta el cansancio.
Pero también sabemos que tras ese primer período de duelo inicial llega el momento en que se tiene que levantarse y partir de nuevo.
Creo que, este marzo del 2022, este mes de la mujer, tenemos una oportunidad de repensar esta leyenda, con nuestros alumnos y con nosotros y nosotras mismas.
Creo que, este marzo del 2022, este mes de la mujer, tenemos una oportunidad de repensar esta leyenda, con nuestros alumnos y con nosotros y nosotras mismas. Preguntarnos por qué ha perdurado tanto la leyenda de una mujer que, sin marido e hijos, no puede encontrar sentido en la vida, no puede valerse por sí misma, que queda reducida a una especie de purgatorio, caminando y caminando por la ciudad que fue testigo de su pena.
Vamos a ver. Quien ha disfrutado la demoledora canción de Chavela Vargas del mismo nombre, entenderá que, como narrativa, esta leyenda tiene todos los elementos para atraparnos: conflicto de clase, despecho, viajes, muerte. Son los ingredientes que alimentan las mejores y más adictivas películas y telenovelas (y ha habido varias basadas en esta leyenda, por cierto).
Pero podemos ir más allá del dramatismo de la situación concreta de la Llorona. Hay algo más. Una especie de poesía o aura alrededor de la figura desvalida, esa belleza triste y etérea de la fantasma, como esas bailarinas de ballet brazos y piernas delicados, en sus tutús vaporosos y blancos, bailando hacia el sueño de un príncipe que puede o no aparecer. En miles de ballets, obras de teatro y películas hemos visto estas figuras – y no solo en América Latina.
Esto produce un contraste muy chocante con ciertas realidades que saltan a la vista en América Latina. La figura de la madre. La abuela. Esa aguerrida madre soltera que, lamentablemente, sí abunda en nuestras culturas.
Pero a diferencia de la llorona, la figura femenina es, en general, la figura fuerte en la familia. La que cría a los hijos. La que lava la ropa. La que prepara la comida. La que sabe dónde están los calcetines de los niños. La que pone límites y da los besos y abrazos. Al revés de la visión que nos presenta la llorona, la realidad habla de una figura femenina fuerte y visible.
Entonces, ¿por qué persiste este mito? ¿Qué es lo que lo convirtió en un cuento simbólico de la cultura femenina latinoamericana? No lo sé. Tengo varias ideas. Pero no importa lo que pienso yo. ¿Qué piensas tú? ¿Qué pensarán tus alumnos y alumnas?
Es momento de reconsiderar esta leyenda, leerla con nuestros alumnos y alumnas, conversarla y reinventarla para que se vaya actualizando con los tiempos. No digo que debamos convertirlo en algo más parecida a la realidad, no. Los mitos no se tratan de eso: El mito es un género que consiste en narrativas que tienen relevancia simbólica en las sociedades donde circulan.
Es momento de reconsiderar esta leyenda, leerla con nuestros alumnos y alumnas, conversarla y reinventarla para que se vaya actualizando con los tiempos.
Entonces, ¿por qué no vayamos pensando en un nuevo simbolismo, una nueva vida para este fantasma milenaria? Muchos de los mitos y leyendas de nuestras culturas son parte de una rica tradición oral que, en nuestras salas de clase, con nuestras familias y en nuestras comunidades, vale la pena conversar, examinar y seguir construyendo.
A ver qué inventamos…
2 replies on “Reflexión: Una llorona para nuestros tiempos”
mi opinion sobre este cuento es que esta bueno porque habla de una realidad que la mayoria de las mujeres pasan por eso ya que la mujer es la que cuida,proteje,llora,da felicidad y amor por sus hijos y familia aparte que la mujer es la que hace la mayoria de las cosas en la casa como cocinar,lavar la ropa,lavar los platos,planchar,etc.
mi opinión sobre esto es que una mujer debiera valerse así misma y no depender de las demás personas para vivir y que es cierto que las mujeres pasan por cosas muy difíciles y que en todos lados pasa que la mujer tiene que hacer todo lo de la casa